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La onicomicosis consiste en una infección fúngica de la lámina ungueal y es uno de los motivos principales por los que los pacientes acuden a consulta, aunque en honor a la verdad haya que decir que la mayoría de casos en consulta son hallazgos casuales en los que el paciente acude por otra cuestión.
No pocos pacientes, cuando se les diagnostica de hongos, interpretan que les estás llamando ”guarros”, y se defienden diciendo algo así como “pero si yo me ducho habitualmente…”. Nada más lejos de la realidad. Los hongos están por todas partes, y el cuerpo humano no se infecta porque es “hermético”, no pueden entrar. Pero, ¿qué pasa cuando la uña se daña? Este daño puede ser por un traumatismo directo (estás colgando un cuadro y se te cae el Picasso justo encima de la uña) o por microtraumatismo (zapatos estrechos, caminatas con pendiente descendiente sin llevar el calzado adecuado o mal cordado, u otros motivos más complejos, como primer dedo en hiperextensión que tiende a golpear el dorso del zapato con cada paso). Como decíamos, cuando la uña se daña el hongo encuentra una puerta de entrada y coloniza la uña. Una vez colonizada, que habitualmente esto ocurre desde el borde libre de la lámina ungueal, el hongo tiende a infectar la uña en dirección a su nacimiento.
Las infecciones pueden ser superficiales o profundas, y pueden afectar a una porción de la lámina ungueal o a su totalidad.
